Era un domingo de partido y era día de derbi, en casa todos estábamos emocionados, parecía que mi padre iba a jugar y a él le encantaban este tipo de partidos. Sin embargo, sería uno de los momentos que marcarían su carrera en el peor sentido. En el derbi contra el Real Madrid mi padre sufrió una lesión de ligamentos que acabaría lastrando su progresión. Desde ese momento se fueron sucediendo diversas lesiones derivadas de esta y nunca consiguió volver a su mejor versión. Al ser la velocidad una de sus mejores virtudes su juego se vio muy afectado por estas lesiones y le acabaron abocando a su retirada. En una entrevista al diario Marca mi padre dijo ”si no me lo paso bien jugando al fútbol, ya no quiero jugar más” lo que demuestra cómo vivía mi padre el deporte rey.
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Legado vital
Mi amor por el fútbol es una herencia directa de mi padre. Aunque su nombre no figure en los libros de historia, su legado vive en cada pase, en cada gol que celebro, y en cada partido que veo. Ese amor por el deporte es un regalo invaluable que me dejó.
Cumpleaños y gol
Tengo pocos recuerdos de mi padre Marino en su etapa de futbolista, pero los pocos que tengo los guardo como oro en paño. Este recorte es de uno de esos partidos en los que mi padre pudo contribuir con un gol. Este recorte en concreto lo guardo con mucho cariño porque justo fue el día de mi cumpleaños, y mi padre me dedicó el gol al llegar a casa. Era un niño feliz.
Viajes que enseñan
Mi padre recorrió España con su equipo, enfrentando desafíos en cada estadio que visitaba. Desde los campos más humildes hasta los más emblemáticos, cada uno guardaba una historia, una victoria, o una lección que nunca olvidó. Cada partido era una aventura, una oportunidad de demostrar su amor por el fútbol.
Sile, nole
¿Recordáis ser pequeños y coleccionar cromos de tus ídolos? Yo también lo recuerdo, pero recuerdo aún más que uno de esos ídolos era mi padre. He encontrado uno de los cromos de mi padre.
El valor del equipo
La revista del atlético no faltaba nunca en mi casa, los valores del Atlético de Madrid siempre los tuvimos presentes. Mi padre nunca apareció en portada, únicamente, una vez en la que el equipo al completo era el protagonista. Eso es lo que mi padre valoraba más que nada, el EQUIPO.
Su segunda piel
Aún guardo una de las camisetas que usaba mi padre. Sus manchas del césped demuestran su gran sentimiento por los colores rojiblancos.
Noble y comprometido
Detrás del uniforme y las botas, mi padre era un hombre sencillo, con un amor incondicional por su familia y su deporte. No importaba cuántas lesiones o desilusiones enfrentara, siempre mantenía su carácter alegre y su amor por los suyos. Su vida dentro y fuera del campo reflejaba la nobleza de su espíritu.
Calzado humilde
Mi padre siempre fue una persona humilde y honesta, no le gustaba fardar de su estatus de jugador de fútbol profesional, de hecho, cuando se presentaba a gente nueva decía que trabajaba de utillero. Muestra de esa humildad son estas botas, siempre usaba el mismo modelo, y creo que uso dos o tres pares en toda su carrera. Mi padre estaba muy alejado de lo que se entiende ahora por jugador de futbol, un caballero.
Anécdotas para recordar
En casa mi padre Marino no era muy dado a contar todo lo que le pasaba dentro del campo, prefería disfrutar de nuestra compañía, y no acaparar con sus batallitas. Pero lo que sí que recuerdo fue una anécdota que nos contó que tuvo con uno de los grandes, Johan Cruyff. Le confesó que no había visto un estilo de juego tan único como el de Marino, era de otra época.